lunes, 2 de marzo de 2015

Por un momento. Por vivir.

Con calma despierto al escuchar ese sonido golpeando el tejado, son gotas que sutilmente arrullan mi tiempo con Morfeo, sola con la oscuridad, con esa única luz visible ante mi... aquella luz que consagra mis pensamientos y los lleva a olvidarlos, sin dejar rastro alguno de algo suscitado.

Es constante el sentimiento abatido de ideas ligeras. De olvidos dibujados por flores marchitas. 
Estas flores que un día tuvieron vida, que un día marcaron la vida en la vida misma.

Ya hace tanto que no se percibe el aroma del recuerdo, ya hace mucho que se han borrado lineas imaginarias con el solo abrir y cerrar los ojos. 

Esa dulce sensación de misterio oculto entre nosotros.. tu y el olvido.
 Nos juntamos a media noche para contar historias, de esas amargas que no saben donde empieza el fin, ni donde comenzara el principio. 

Pues aquí esta la letra escrita para un momento vivido entre silabas dispersas y melodías que chocan los oídos. 
Dos momentos únicos que narran la vida de un caminante mundano, viviendo esas amargas estaciones de verano, que anuncian con ansias el otoño, aclamando caer ante nosotros el milagro de nuestras lagrimas dispersas en un rió de emociones.

Volvió a salir el humo entre estas paredes vivas, aun consuelo su memoria entre espejismos que transitan en mis sueños profundos.


No solo amo el tenerte lejos, sino amo la ausencia que me da el no tenerte mas.

Que suba el humo, creando imágenes difusas, creando anhelos que nacen de un profundo suspiro. Levemente crece, levemente se va, levemente me dejo llevar.

Estos pensamientos del alma, estas circunstancias de la vida, nos llevan a fingir una palabra que no ha sido creada, y hoy, no digo mas nada.



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